Los humanos ya han generado 8.300 millones de toneladas de plástico. Casi el 80% de estos materiales han acabado en los basureros o el medio ambiente.
La investigación, publicada en Science Advances,
parte del año 1950, cuando se superó la cifra de los dos millones de toneladas
de plástico producidos. En 2015, últimos datos disponibles, esa cantidad
ascendió hasta los 380 millones de toneladas. Acumulados todos estos años, los
humanos han creado 8.300 millones de toneladas. La mayor parte son resinas a
base de monómeros como el etileno o el propileno. Unos 1.000 millones de
toneladas son fibras, destacando el poliéster, la acrílica o las poliamidas
sintéticas. Los 500 millones restantes son aditivos para dar las
características deseadas a cada producto hecho de plástico.
Aunque podría parecer que la
concienciación ambiental y la aparición de nuevos materiales estaban
arrinconando al plástico, los datos dicen todo lo contrario: la mitad de los
plásticos producidos desde 1950, se han fabricado casi en la última década.
Otro dato revelado por el estudio es la nueva geopolítica del plástico. Al
principio, tanto su producción como su uso era algo casi exclusivo de Estados
Unidos, a los que al poco se unirían los países europeos. Hoy, sin embargo,
aunque ambos siguen siendo los principales consumidores de plástico, el mayor
productor es China. Las factorías chinas producen un tercio de todas las
resinas y casi el 70% de las fibras.
En cualquier caso, los restos de
plástico y la descarga en el mar de otros objetos y cuerpos extraños (otros
materiales, redes de pesca abandonadas...) son el problema más visible de la
contaminación marina, pero ni mucho menos el único. Hay otras formas de
polución que están alterando los ecosistemas marinos, los ciclos vitales y la
composición de las aguas. De entre estas, una de las peores es la que se ha
llamado "nutrificación".
En los años ochenta se empezó a
reciclar el plástico. Pero no parece haber funcionado. Solo el 9% de los
residuos plásticos se reciclan. Además, los plásticos reciclados, que no tienen
la calidad de los originales, rara vez se reciclan una tercera o cuarta vez.
Así que el reciclaje solo retrasa su llegada al vertedero. Otro 12% de la
basura plástica se elimina mediante incineración. Aunque la cifra de plásticos
descompuestos por pirólisis (más eficiente y ecológica) va en aumento, la gran
mayoría de estos plásticos se queman sin más. Por áreas geográficas, europeos
(30%) y chinos (25%) son los que más reciclan y también los que más queman, un
40% y un 30% respectivamente. En el otro extremo están los Estados Unidos. Con
una cifra de incineración del 16%, solo recicla el 9% del plástico que usa. El
otro 75% se tira y ya está.
“Lo tiramos al mar, pero siempre
vuelve. En el camino mata pájaros y peces, y acabará por intoxicarnos”
El horizonte aparece
sombrío y lleno de porquería. Un estudio reciente señalaba que el 97% de las
especies marinas analizadas en la región del Pacífico había ingerido plásticos.
"Lo tiramos al mar, pero siempre vuelve a nosotros. En el camino mata
pájaros y peces, y acabará por intoxicarnos. Siempre vuelve", argumentaba,
lúgubre, Cyril
Gutsch. Este diseñador se ha propuesto acabar con el plástico. Pero
mientras tanto propone reusarlo y reciclarlo. A través de su iniciativa Parley,
que lo reutiliza, por ejemplo, en zapatillas Adidas, pretende que se deje de usar el
plástico virgen
en 10 años y el reutilizado en 20. Otra solución radical para que no acabe en
el mar es prohibirlo de una u otra manera.
Lo primero es la concienciación, claro. Pero como
la preocupación dura poco, hay veces que son necesarias estas medidas, según
Nancy Wallace, del programa antirresiduos marinos del Departamento de Comercio
de Estados Unidos. Canadá prohibirá el uso de microplásticos (trozos menores de
5 milímetros) en productos cosméticos como los dentífricos o ciertos exfoliantes de la piel el año que viene. Francia
pretende vetar los vasos, platos y cubiertos de plástico de usar y tirar (no
reutilizables) en 2020
En cualquier caso, los restos de
plástico y la descarga en el mar de otros objetos y cuerpos extraños (otros
materiales, redes de pesca abandonadas...) son el problema más visible de la
contaminación marina, pero ni mucho menos el único. Hay otras formas de
polución que están alterando los ecosistemas marinos, los ciclos vitales y la
composición de las aguas. De entre estas, una de las peores es la que se ha
llamado "nutrificación".
El exceso de fertilizantes, abonos o
pesticidas en la agricultura es dañino para la tierra que se cultiva, pero
además, suele acabar yendo a parar al mar. Allí también van las aguas fecales.
Todos estos vertidos con altas concentraciones de fósforo y nitrógeno alteran
el equilibrio marino y disparan la población de algas, que al morir, consumen
grandes cantidades de oxígeno. El resultado es lo que se llaman "zonas
muertas". Áreas marítimas (o lacustres) hipóxicas donde peces y otras
especies marinas no pueden sobrevivir. Ya hay localizadas unas 500 en todo el mundo. En el mar Báltico o el golfo de
Bengala hay graves problemas con la superabundancia de nutrientes.